Más que una ruta se trata de un corto paseo que nos dimos por la zona. Ya habíamos visitado ese día las cascadas de Guazalamanco y la Cerrada del Río Castril y queríamos aprovechar el viaje para visitar esta zona de la que tan bien nos habían hablado.
Esta ruta está dentro de Cazorla, junto al margen del Río Guadalentín.
Vamos a disfrutar de aguas cristalinas y fresquitas, vegetación exuberante de (higueras, juncos, álamos, taráis).
Partiremos de Pozo Alcón. A un kilómetro y medio aproximadamente encontramos a la derecha el cruce (Coto Intensivo de Peralta). Una especie de camino- carretera con un canal de riego al lado. Seguimos adelante y cruzamos el canal por un puente. Desde aquí comenzaremos a descender hacia el río.
Nosotros dejamos el coche un poco antes de llegar al merendero. Desde aquí ya podíamos ver esta preciosa cascada.
Desde aquí bajamos directamente al Merendero de Peralta. Había mucha gente pasando el día. Aprovechando la sombras que dan los enormes árboles que hay. Es una preciosa zona para pasar un rato de relax y disfrutar de la naturaleza en contacto con el agua.
Durante nuestro paseo, pudimos observar numerosas pozas y nacimientos de aguas cristalinas.
Nos dirigimos a un cerrado bosque de Higueras que crean un ambiente muy misterioso.
Unas pasarelas de madera nos permitirán cruzar a un lado y al otro del río
Es un lugar que parece encantado, las gigantes higueras se enredan formando una especie de cueva vegetal por la que pasa el agua del río.
Esta cueva de higueras se forma sobre el riachuelo que baja en pendiente por una zona rocosa llena de increíbles cascadas naturales.
Nosotros decidimos hacer un poco el cabra y ascender monte arriba para tener unas vistas elevadas de la zona.
Nada más te apartas un poco de la zona más concurrida descubres unas charcas impresionantes donde poder darte un baño.
Subimos hasta encontrarnos con un cortijo abandonado rodeado de frutales.
.... y también una cabra que quiso posar para nosotros.
Un lugar que merece la pena visitar para disfrutar de la naturaleza en su máximo esplendor, aprovechar las sombras de los árboles y darnos si nos apetece un refrescante chapuzón.
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